Estos son los nombres de los hijos de Yâshârêl, que entraron en Mitsrayim con Yaăqôb (יַעֲקֹב); cada uno entró con su familia.
Reûbên, Shimôn, Lêwı̂y y Yahûdâh;
Yiśśâśkâr, Zebûlûn y Binyâmı̂yn;
Dân y Naphtâlı̂y, Gâd y Âshêr.
Y todas las almas de los que salieron del muslo de Yaăqôb, fueron setenta. Y Yôsêph estaba en Mitsrayim.
Y murió Yôsêph, y todos sus hermanos, y toda aquella generación.
Y los hijos de Yâshârêl crecieron, y se multiplicaron, y fueron aumentados y ensanchados en extremo; y se llenó la tierra de ellos.
Se levantó entretanto un nuevo rey sobre Mitsrayim, que no conocía a Yôsêph; el cual dijo a su pueblo:
He aquí, el pueblo de los hijos de Yâshârêl es mayor y más fuerte que nosotros:
Ahora, pues, seamos sabios para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra, él también se junte con nuestros enemigos, y pelee contra nosotros, y se vaya de la tierra.
Entonces pusieron sobre él comisarios de tributos que los molestasen con sus cargas; y edificaron a Parôh las ciudades de los tesoros, Pithôm (פִּתֹם) y Ramesês (רַעְמְסֵס).
Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían: así que estaban ellos fastidiados de los hijos de Yâshârêl.
Y los Mitsrı̂y hicieron servir a los hijos de Yâshârêl con rigor:
Y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo, y en todo su servicio, al cual los obligaban con mucho rigor.
Y habló el rey de Mitsrayim a las parteras de las Ibrı̂y, una de las cuales se llamaba Shiphrâh (שִׁפְרָה), y otra Pûâh (פּוּעָה), y les dijo:
Cuando hagan partos a las Ibrı̂y, y mirarán, si fuere hijo, mátenlo; y si fuere hija, entonces ella deberá vivir.
Más las parteras temieron a ĔLÔHÎYM (אֱלֹהִים), y no hicieron como les mandó el rey de Mitsrayim, sino que salvaban la vida de los niños.
Y el rey de Mitsrayim hizo llamar a las parteras, y les dijo: ¿Por qué han hecho esto, que han preservado la vida de los niños?
Y las parteras respondieron a Parôh: Porque las mujeres Ibrı̂y no son como las Mitsrı̂y: porque son robustas, y dan a luz antes que la partera venga a ellas.
Y ĔLÔHÎYM (אֱלֹהִים) hizo bien a las parteras: y el pueblo se multiplicó, y se ensancharon en gran manera.
Y por haber las parteras temido a ĔLÔHÎYM (אֱלֹהִים), él les hizo casas.
Entonces Parôh mandó a todo su pueblo, diciendo: Echen en el río todo hijo que naciere, y a toda hija presérvenle la vida.